¡Todo quieres!

Una muy querida amiga acaba de tener uno de esos truenes traumáticos que te dejan peor que si Mike Tyson (en sus buenos tiempos) te agarrara de sparring, y su insegura servidora como buena amiga y en aras de la solidaridad femenina, decidió que era suficiente de lloriqueos y atasque insano de helado así que le pregunté si le gustaría salir con algunos amigos.

Resulta que mi amiga dijo: "Bueno, está bien, pero a un lugar padre, de bailar mucho". - "Ok, no hay problema, conozco un lugar donde bailas hasta que te salen ampollas".

"Sale, pero que no sea muy caro, porque quiero comprarme ropa nueva" - "Claro amiga, no te preocupes, sabes que soy la más coda para pagar por embriagarme".

"Oye, pero hay que invitar a weyes que sepan bailar chido". - "Bueno, no te preocupes tengo amigos que bailan bien o por lo menos le echan ganas, el chiste es divertirnos y ver qué onda con el beibe".

"Pero si tú vas con pareja no, porque si veo que se dan besos o cosas así voy a sentir feo". Y pensé: "Ah chingá, cuando tú me presentaste a tu maravilloso ex-novio, yo fui sola y no tuve un pedo en verlos haciéndose arrumacos", pero bueno, le dí chance y le dije el clásico: "No cómo crees, claro que voy a ir en plan de amiguis sin maldad".

Sonreí y la abracé, sin embargo, no pude evitar pensar lo siguiente: "Tu ex wey estaba tan feo como pegarle a Dios, no bailaba ni los ojos, era un pinche roto, mamón e inseguro, ¿y así te pones de exigente? Querida amiga, quisiera decirte que estás de la verga". Pero no lo hice y le invité un par de tragos, creo que es lo más que podré hacer por ella.